Teoría del apego.
Somos dependientes cuando nacemos, en otros mamíferos esa dependencia tiene poca duración en el tiempo, pero en el ser humano los primeros 3 años la dependencia, es total.
En la primera infancia nuestro cerebro se va formando, la red neural se va ampliando, en gran medida condicionada por las experiencias y relaciones que nos brinda el ambiente.
Especialmente tienen importancia las primeras relaciones afectivas con nuestros padres o cuidadores, pues según esta teoría, van a marcar la forma que estableceremos vínculos en la edad adulta y como nos enfrentaremos a los problemas.
A través de la experiencia se irán reforzando unas vías neuronales u otras. A través de los buenos tratos, el afecto y la conexión vamos activando áreas neurales relacionales en el bebé, haciendo que estas se desarrollen más, vamos potenciando áreas de regulación que después darán paso a la auto-regulación.
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Círculo de la seguridad.
Si de bebé tengo hambre, frío, sueño o miedo y un adulto se ocupa de mi, voy entendiendo que esto no es peligroso (porque se encargan que no lo sea), lo que me permite seguir poniendo la atención en otras áreas… es un equilibrio entre exploración, autonomía y una base de seguridad a la que se puede acceder en caso de necesidad.
Si no dejamos explorar porque ejercemos una sobre protección y lo solventamos todo, no estamos facilitando la autonomía necesaria y estamos generando una inseguridad de base.
Si permitimos que el niño o la niña se vaya enfrentando de forma autónoma a lo que le surja e intervenimos sólo cuando sea necesario, lo hacemos en función de las necesidades del infante, no movidos por nuestros temores.
Apego seguro.
Si en la primera infancia sentimos que nuestras necesidades de cuidado y emocionales están cubiertas o si no lo están, solo debemos pedir ayuda (en los bebés mediante el llanto) y tenemos la certeza que la petición de ayuda va ser atendida, se va desarrollando una seguridad que permite la exploración y el crecimiento (apego seguro). Si no se tiene la certeza que las necesidades serán cubiertas, el estado de miedo e inseguridad se cronifica (apego inseguro).
Si tengo un apego seguro es más probable que:
– El sistema de apego; que acciona las estrategias (conductuales y emocionales) que promueven la proximidad a la figura de apego permanecerá poco activado. – Si siento que me están viendo, no son necesarios grandes comportamientos disruptivos para reclamar atención.
– El sistema de exploración; que acciona las conductas que permiten la exploración del mundo que nos rodea estará activo. -Básicamente porque no tengo miedo.
– El sistema del miedo; permanecerá desactivado ante personas o contextos desconocidos. -Porque sé que estoy protegido.
– El sistema de afiliación; que acciona el interés por relacionarnos con los humanos que nos rodean permanecerá activo. – Debido a que las experiencias tempranas con los cuidadores me hace interiorizar que el contacto con personas es seguro.
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Apego inseguro.
– El sistema de apego, mucho mas activado y con estrategias más escandalosas. -Como no tengo interiorizado el que están por mi, necesito en todo momento la confirmación que están por mi. Hay niñas y niños que parece que quieren muchísimo a su cuidadores, todo el día encima de ellos, son todo besos y abrazos. ¿No será que no se fían de ellos y lo que hacen est@s niñ@ es confirmar que se les quiere? o ¿Tienen tanto miedo al mundo que sin sus papis no dan un paso?… Y hay infantes que sólo cuando la lían sienten que están por ellos.
Hay un experimento muy chulo con una madre y un bebé. En el se le pide a la mamá, que tras estar jugando con el bebé, deje de interaccionar con él durante 2 minutos (cara de poker total)… El crio de dos años lo ve al momento, pasa de todo lo demás y despliega todo el arsenal de conductas de apego que le han funcionado con la madre (bien reguladas, no desde mecanismos de supervivencia): señala, aplaude, se ríe, mueve los brazos, grita… al final el pobre está completamente desquiciado. Aunque el bebé en cuestión tenía buen apego con la madre, dos minutos fueron demasiado…después el buen apego madre-hijo hizo que la madre lo calmara rápidamente cuando volvió a esta por él (con un apego más inseguro el berrinche de la criatura no hubiera sido reconducido tan fácilmente)… y si un bebé de dos años con dos minutos que pasen de él colapsa, ¿como serán los que pasan de ellos durante toda la infancia?
– El sistema de exploración → – Que explore tu tía, si me voy a saber si estáis cuando vuelva. O -Tengo mucho miedo, el sol me molesta, el viento me despeina y hay hormigas y los pajaritos me miran raro…
– El sistema del miedo→ – Tengo dos años y siento que mis cuidadores pasan de mi ¿Tú no tendrías miedo?
– El sistema de afiliación→ –No me fio de mis padres como para fiarme de desconocidos.
Otro experimento: las madres dejan al bebé con un desconocido, todos los bebés lloran, pero cuando vuelven sus madres algunos se calman en el acto, pero otros no se calman y siguen llorando ¿Adivinan cuales tiene un vínculo seguro? Los hay que confían en la madre y los hay que tienen dudas de si los van a volver a dejar solos con un desconocido, a consecuencia de no sentir con suficiente intensidad que sus cuidadores están ahí .
Nadie tiene un apego 100% seguro, todos hemos tenido alguna carencia y no hay familia en la que no se haya vivido el cielo y el infierno (en unas más de lo uno que de lo otro, pero aunque haya poco cielo, lo ha habido). Solemos tener tendencias hacia el apego inseguro en determinadas situaciones (dentro de este existen 3 tendencias: el evitativo y el ansioso… y sólo en los casos más extremos el desorganizado). O al revés, una inseguridad general con tendencias seguras… y todas las combinaciones posibles dentro del continuo seguridad ↔ inseguridad.
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Apego inseguro evitativo (AIE).
Si de bebé hacía llamadas de atención para que me ayudaran a regularme o me dieran seguridad y sólo un porcentaje bajo de las veces recibía la ayuda pedida (no recuerdo donde leí que con atender al 30% de las demandas del/la menor era suficiente para generar con est@ un vínculo seguro), lo más probable es que mi cerebro terminase por desactivarse, pues no se puede estar siempre con miedo.
A la larga, el adolescente o el adulto tendrá la sensación generalizada que no se puede contar con la gente y que para resolver los problema sólo se puede confiar en uno mismo…Además es probable que hayan aprendido a hacer que las cosas no les afecten mucho, como si nada les importase, a base de desactivación emocional.
Mecanismos de protección (AIE): evitar o inhibir elementos de proximidad. Ilusión de no necesitar a nadie. → niños/adolescentes aunque parece que se llevan bien con todos, no tienen intimidad con nadie.
Él/Ella: fuerte, capaz de controlarlo todo y capaz de no verse afectado por nada o nadie.
Los demás: no disponibles.
Relaciones personales: inseguras por parte de los demás y él/ella se ve como invulnerable.
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Apego Inseguro Ansioso Ambivalente (AIAA)
La capacidad de predecir de que yo, como bebé, al reclamar al cuidador voy a recibir respuesta o no.
Si la respuesta va a estar en función de si los progenitores están por la labor o no, dependiendo de su situación (desde un exceso de trabajo, el que estén borrachos o sufran una depresión), así voy aprendiendo que mis necesidades y mis demandas a veces recibirán respuesta y otras veces en una situación similar con una demanda similar, no lo harán. La inseguridad puede hacer que la desconfianza sea lo normal. – Me dice que está pero no me fio.
Mecanismos de protección (AIAA): una gran necesidad de encontrar la seguridad, relaciones desde la demanda y la comprobación del otro.→ niñ@s que terminan asfixiando las relaciones de amistad o a los profes del cole, con hiperdemandas de atención, abrazos y besos. O adolescentes que hacen lo que sea por agradar.
Él/Ella: necesita a los demás para regularse.
Los demás: impredecibles.
Relaciones personales: inseguras por parte de los demás y necesidad de ganarse la aceptación y aprobación.
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Apego Inseguro Desorganizado.
Este apego se da sólo en personas que han tenido una infancia realmente complicada.
Se caracteriza por el derrumbe o colapso de las estrategias del niño ante una situación estresante, como consecuencia del miedo que le produce la figura de apego, a partir de repetidas experiencias negativas en la relación con él.
Tendencia a perder el respeto por los otros, no saben aceptar su límite y sus derechos, y se los saltan. Por tanto, se vuelven personas inestables y poco predecibles, como lo han sido sus cuidadores con ellos.
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Desarrollo evolutivo en función del apego.
Nacemos con un cerebro que ya controla las funciones básicas para la vida. La parte emocional esta presente pero en desarrollo y, especialmente, al crecimiento cognitivo le queda un largo camino por recorrer (en hombres hasta los 25 años no se completa).
Al ayudarnos a gestionarnos emocionalmente (cuando nos calman…) le vamos dando un sentido de autorregulación futura.
Cuando tenemos un apego inseguro la parte emocional esta mucho más activada, está en estado de supervivencia, y como nadie nos esta ayudando suficientemente a regularnos entramos en estado de alarma constante. Así no se aprende a diferenciar que es pánico por un peligro real del que no. No se aprende lo que supone un peligro real o imaginario.
De adultos cuando entramos en estado de alarma sólo reaccionamos, no podemos pensar mucho (las respuestas al miedo: atacar, huir o parálisis). Si no nos han enseñado a regularnos es mucho más difícil de llevar.
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Apego y Parentalidad.
Una madre o padre que calma a su hij@ le activa los mismos mecanismos cerebrales que va a necesitar de adulto para autogestionarse, por lo cual está favoreciendo el desarrollo de esas áreas.
La regulación emocional es una función que se aprende, señal de madurez y de inteligencia. Cuando somos pequeños no regulamos nuestra respuesta emocional, simplemente la expresamos. Es a medida de la regulación externa que nos enseñan, que vamos adquirido la habilidad.
“Los niños y niñas necesitan más de nuestra atención y cariño cuando menos lo merecen sus actos… Todo acto inadecuado de un niño o una niña lleva detrás un sentimiento que no puede gestionar. La mentira, la agresión o la falta de control son sólo señales de humo, el fuego esta dentro” (Aletha Solter)
Dicho lo de arriba, eso no significa que se permita al menor hacer lo que le apetezca, hay que estar disponible e intentar entender que le pasa y aun así marcar límites claros de lo que está permitido y que no. (Entender que alguien bebe demasiado porque tiene una mala racha, no significa que se apruebe la conducta de beber)… el amor no es incompatible con los límites, pero quedarnos sólo con la conducta sería un error, es sólo la punta del iceberg (o el humo como dice Aletha).
Si una niña se muerde las uñas y lo único que hace un padre bien intencionado es pintarle la uñas, es posible que la conducta de mordérselas desperezca, pero la ansiedad que motivaba la conducta seguirá estando ahí.
Un adulto descontrolado (que seguramente fue un niño que no recibió la atención necesaria como para enseñarle a gestionarse emocionalmente) no puede regular a un niñ@/adolescente desregulado.
Si los padre o madres o cuidador@s o educador@s o psicólog@s no pueden identificar sus estados emocionales, su grado de intensidad y poder poner palabras a lo que sienten, difícilmente lo verán en los demás o ayudaran a los demás a reconocerlas. La conciencia del estado emocional es el primer paso para la gestión emocional, si no se es consciente de algo difícilmente se van a poner recursos para gestionarlo.
Mentalización: la capacidad imaginativa para interpretar el sentido de la conducta de otros considerando sus estados mentales y sus intenciones. Y saber ver el impacto de nuestras conductas y afectos en los demás. (Fonagy et al. 2003).
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Parentalidad positiva.
Apego seguro + mentalización + responsividad (capacidad de responder) .
Presencia y conexión.
¿Cómo de capaces somos los adultos de identificar nuestras emociones?
¿Cómo de capaces somos los adultos de expresar nuestras emociones?
¿Cómo de capaces somos los adultos de regular nuestras emociones?
“La manera que interaccionamos con nuestros hijos e hijas cuando están alterados afecta considerablemente al desarrollo de su cerebro, y por tanto, al tipo de personas que son ahora y serán en el futuro” (Siegle).
Me gustaría puntualizar, que el querer tener una parentalidad positiva no significa el dejar hacer a l@s hij@s lo que les salga del pie o el no decirles “no” no vaya a ser que se traumaticen…ni por ahorrarles sufrimientos y frustraciones se les haga caso en todo. Lo adecuado es más bien, ayudarles a gestionar la frustración (y no es, precisamente, darles otra alternativa rápidamente para que el crio no lo pase mal), es ayudarles a digerir la emociones desagradables. No es evitarselas, así sólo se consigue que cada vez les cueste más autogestionarse y que cada vez que sienta frustración o inseguridad se active el modo supervivencia por no saber tolerar las emociones desagradables.
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Apego vulnerabilidad a la psicopatología en la etapa adulta.
El apego sienta las bases de la regulación emocional.
Seguro → más capacidad de respuesta y menos reactividad
Inseguro→ más reactividad y acción impulsiva.
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Apego y trauma en la primera infancia
No es necesario que te peguen o abusen para que se desarrolle un trauma (lo que generaría un “trauma evidente”). Muchas veces son las experiencias que no se dan lo que genera problemas (no cariño o atención) estos traumas no evidentes son complicados porque la persona no es consciente. –No me faltó de nada, tenia de todo. Con los traumas evidentes se tiene claro que eso fue malo, que no debió pasar, con el no evidente no se suele tener esa consciencia.
Trauma evidente: catástrofes, accidentes, violaciones, malos tratos…
Trauma no evidente: relacionado con el apego y con la omisión de cuidados (los pacientes no saben muy bien porque están mal, porque no creen haber sufrido).
Actos de omisión→ lo que debería estar y no esta: disponibilidad, cuidado, cariño.. y no sólo alimentación y cuidado.
Actos de comisión → lo que no debería estar y está: crítica excesiva, invalidación… no hay ninguna madre o padre perfecto, podemos cometer errores o descuidos, pero si lo predominante es lo negativo, se va interiorizando, “el no vales, no sirves, no eres querible, quien se te acerque lo terminará viendo”.
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La historia biográfica. Los factores biológicos y ambientales están interrelacionados.
El temperamento heredado hará que seamos más o menos tranquilos, movidos o agresivos o nerviosos…
Los cuidadores no reaccionan igual con los bebés tranquilos que con los nerviosos: esto crea un proceso bidireccional.
Temperamento tranquilo → respuesta reposada. → Permanece el temperamento tranquilo.
Temperamento nervioso → respuesta intranquila → Permanece el temperamento intranquilo.
El temperamento del bebé obtiene una respuesta de los cuidadores…esas respuestas a su vez condicionan el comportamiento de los infantes (si el crio grita, recibirá una respuesta. Si el crio ríe, recibirá otra…) y el bebé reaccionará ante la respuesta de los cuidadores: grito o abrazo… Cariño o cabreo.
“Los bebés tranquilos y felices es más probable que reciban cariño, cuidado y ternura…por el contrario, los bebes irritables (debido al temperamento heredado de sus progenitores) es más probable que reciban irritación, impaciencia o negligencia.” (John M. Oldham ).
Si el bebé te sale movido: no duerme, llora, muerde… vas a tener más dificultades, esto va cargando.
Hay interacciones de bebés y cuidadores que son positivas, porque la combinación de los factores personales de ambos encajan de forma positiva: niño movido madre muy cariñosa ok, niñ@ movido padre nervioso no ok.
La respuesta de los cuidadores ante los comportamientos del bebé, va a ir moldeando al bebé: si lo que el infante recibe es miedo, ira o inseguridad… no se sentirá a salvo, lo que hará que cada vez sea más ansioso , lo que hará que los cuidadores cada vez sean más ansiosos, lo que hará que el bebé cada vez …
TEMPERAMENTO→ RESPUESTA DEL ENTORNO→ DESARROLLO DE RASGOS DE PERSONALIDAD (Hoermann, Corinne, Zupanick y Dombeck,2013).
Nota: una de las críticas que recibía las primeras teorías del apego es que no tenían en cuenta la herencia genética en el desarrollo del bebé y todo el peso se ponía en los padres, independientemente del caracter del bebé.
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Factores de protección/ factores de riesgo.
Modelado adecuado- Inversión de roles
Demostración de afecto-Carencia de afecto
Compartir momentos positivos
Disponibilidad-Predictibilidad-Variabilidad
Falta de atención adecuada, negligencia
Humillaciones-Comparativas-Crítica excesiva
Amenaza o percepción de riesgo en el niño
Abuso verbal, físico y/o sexual
Pérdidas importantes (duelos, cambios frecuentes..)
Sobreprotección
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Consecuencias en la edad adulta (las más habituales):
Problemas en la regulación emocional.
Estallidos, poca tolerancia a ciertas emociones o ausencia de las mismas (porque si las mostrabas de bebé lo que recibías de los cuidadores no debía de ser muy positivo).
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Dificultades con el Autocuidado .
El autocuidado está muy relacionado con el apego; aprendemos a cuidarnos a través de como nos cuidaron. Si algo nos hace daño y se nos valida la expresión emocional, se va codificando que eso es dañino… si no se nos valida (porque el cuidador castiga o se abruma), se llega a la conclusión de que lo que no está bien no es lo dañino, si no, nosotros que reacionamos mal ante algo que en teoría es inocuo o no justificado. (Osea, lo que no está bien somos nosotros y no lo que nos causa daño).
Dificultades para protegerse, para marcar límites propios y respetar los ajenos→ dificultades a la hora de establecer límites protectores: no saber decir no, no saber llevar la contraria o defender las opiniones propias… o todo lo contrario, no respetar los límites del prójimo, por no entender que esas fronteras se deben respetar.
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Problemas relacionados con la Identidad
El sentirse invisible, no saber lo que me gusta o no saber como soy (si se ha recibido mucha invalidación, no se nos permite desarrollarnos como personas únicas con intereses y potencialidades propias)… O intentar estar agradando constantemente para recibir esa validación que no recibimos.
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Falta de integración, confusión , fragmentación y conflicto interno.
Una vez más, a causa de la invalidación o falta de refuerzo se generan dudas de como actuar o de si nuestro comportamiento es adecuado.
Problemas relaciones interpersonales. Autolesiones. Conductas de riesgo. Impulsividad. Violencia. Alexitimia. Trastornos de alimentación. Trastornos del sueño. Despersonalización y desrealización. Desconexión. Adicciones. Alucinaciones auditivas (voces).
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La interrelación entre el apego, la historia biográfica y los factores protectores y de riesgo.
Apego adulto seguro:
Las personas con este estilo de apego – visión positiva de sí mismo y del mundo social – refieren haber tenido padres más cálidos o empáticos, presentando frente a adultos inseguros, mejores capacidades para normalizar sus estados emocionales.
“Las investigaciones sugieren que los niños con cuidadores sensibles – o madres con modelo de apego seguro – expresan toda la gama de emociones, ya que éstos responden a todo tipo de expresión y vivencia afectiva en sus hijos, enseñándoles a elaborarlas verbalmente”. (Páez D., Campos M., Fernández I., Zubieta E. y Casullo M.M., 2007).
Apego inseguro ambivalente:
El/la niñ@ con este estilo de apego desarrolla ansiedad e incertidumbre acerca de cuándo pueden o no depender de sus padres, porque no están seguros de lo que pueden esperar. La disponibilidad paterna es inconsistente. Esta ambivalencia crea una inseguridad en la relación padres-hijo que continuará en las futuras relaciones del niño.
Apego desorganizado:
las necesidades del/ niñ@ no son satisfechas y la conducta de sus padres es fuente de desorientación y/o miedo. Est@s niñ@os tienen repetidas experiencias de comunicación en las que el progenitor está emocionalmente desbordado, asustado o funciona de un modo caótico.
En lugar de un refugio seguro, el progenitor es fuente de alarma y confusión para el niño, colocándole en una paradoja biológica. El sistema biológico de apego está programado para motivar al niño a buscar proximidad, recurrir al progenitor en momentos de malestar para ser consolado y protegido. Pero el niño está atrapado en una paradoja porque escapar de lo que nos genera miedo o alarma también es un mecanismo biológico. El sistema de apego se vuelve por tanto desorganizado y caótico, ya que esta es la única adaptación posible.
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El reflejo de los cuidadores.
El reflejo por parte de las madres y padres (mirroring) de las experiencias subjetivas del niño ha sido reconocido por diversos autores como una fase clave en el desarrollo del self del niño.
Los padres que captan adecuadamente las señales del niño le ayudarán a identificar y verbalizar los diferentes estados y emociones.
Por el contrario, los padres que interpretan las señales del niño en función de “su propio estado” generarán confusión.
El niño tendrá dificultades para diferenciar entre lo que siente y lo que le “dicen que siente”.
Esto se traducirá en problemas en el manejo de emociones en el adulto, dificultades en los límites y problemas en las relaciones con los demás.
A partir de ahí, el adulto tenderá a llegar a conclusiones sobre lo que piensan y sienten los demás en función de su propio estado emocional (se repite el patrón).
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Comportamiento que pueden tener un efecto perjudicial en los niños.
La sobreprotección→ “la literatura presta mucha atención al abuso, al trauma, la negligencia extrema en referente a los trastornos de personalidad … pero en la muestra que nosotros hicimos, de los aspectos más frecuentemente detectados fue la sobreprotección parental“ (Dolores Mosqueda 2021).
Sobreportección = exceso de miedo en los progenitores = responder desde la dificultad del adulto, no se está viendo al niño. – Es que a mi me cuidaron un montón, si me pasaba algo mi madre salia disparada.
Lo que necesitamos no es que nos protejan constantemente, si no que se nos enseñe a enfrentar las dificultades… Si siempre que sales a la calle lo haces con una sombrilla para que no te de el sol, el día que no tengas esa protección el sol te va a quemar.
Cuidado con la “disciplina positiva” mal entendida y con la buena intención parental de ahorrar frustración y malestar en los infantes, pues eso esta haciendo niños profundamente inseguros.
-Invalidación emocional y conductual.
– Incoherencia y variación en lo que se transmite.
– Falta de interés o conductas negligentes.
– Dificultad para establecer, diferenciar y respetar límites.
– Intentar vivir lo que no han vivido a través del hijo (sin tener en cuenta los sentimientos, pensamientos y preferencias del hijo).
– Arranques de ira, expresiones de ira desproporcionadas e impredecibles.
– Exceso de información sobre la vida de los adultos (intentar que sean sus confidentes→ eso no toca).
– Intentar posicionar al hijo en función de lo que el adulto siente o piensa.
– Involucrarlo en conflictos / Intentar que haga de intermediario entre los padres
– Presenciar crisis, conductas autodestructivas, abuso de sustancias
– Exceso de responsabilidad
– Invalidaciones, comparativas, humillaciones
– Atribución de intención (al comportamiento del niño) en función del estado de ánimo del progenitor: “esto lo haces para fastidiarme”, “has suspendido para avergonzarme”, “si no comes no me quieres”, “si realmente te importara no te irías a vivir con tu madre”.
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Factores de protección.
– Resiliencia parental
– Fomento de la autoeficacia
– Capacidad de adaptación y de respuesta
– Nombrar y validar las emociones
– Apoyo en momentos de necesidad (saber que se puede pedir ayuda y que se va a recibir)
– Conexión social – pertenencia
– Ambientes tranquilos “suficientemente buenos”
– Sensación de seguridad
– Coherencia
– Respeto
– Empatía
– Límites claros (bien definidos)
– Buena comunicación
– Modelado sano en la expresión de los sentimientos y necesidades→ no hay padres perfectos, todos podemos decir cosas hirientes… lo más importante es reparar.
– Experiencias “reparadoras” → Si la faltas son constantes no hay reparación posible (generalmente en la violencia de género, después de la agresión ellos suelen pedir perdón).
– Educación en ética y valores.
– Pasar tiempo de calidad, hacer actividades, participar en el juego.
– Validar emociones – No racionalizar las emociones
– Tolerancia a la frustración- fomentar la espera
– Cuestionar la conducta no a la persona.
En función de lo que hemos vivido, interpretaremos el mundo y lo que sentimos de una forma u otra. El saber el por qué y el cómo de las cosas que nos afectan sirve para tomar consciencia, esa consciencia es necesaria para trabajar esos aspectos, pues lo que pasa inadvertido no se puede modificar.
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Bibliografía.
Lo escrito esta basado en la palabras y diapositivas de la ponencia ‘Apego y vulnerabilidad a la psicopatología en la etapa adulta’ de Dolores Mosquera y la ponencia ‘La parentalidad positiva, una mirada reforzadora de apego y resiliencia’, de Nerea Larumbe. Ambas impartidas en el Colegio de Psicólogos de Aragón el 27 de noviembre del 2021.
Los autores que se nombran en el texto, son los autores que nombran las dos psicólogas en sus ponencias.