🔹 El corazón a mil.
🔹 Un nudo en el estomago, dolor en el pecho o, sensación que falta el aire.
🔹 Mareos, sudor frío, sensación de que te vas a desmayar.
🔹 Es posible que vayas más al baño, o directamente tengas arcadas, vómitos o diarreas.
🔹 Pensamientos descontrolados, como una radio que no puedes apagar.
🔹 No duermes bien, te despiertas a media noche y solo puedes dar vueltas en la cama y mirar el reloj.
🔹 No tienes hambre, no puedes comer…
🔹 Un miedo irracional a que algo malo pase.
🔹 Te asaltan un millón de «¿Y si… catástrofe X, Y o Z?
🔹 No te concentras en nada y parece que la memoria te falla.
Vas al médico, o a Urgencias (si has pensado que te estaba dando un infarto): «Es ansiedad», te dicen, pastilla. Y a casa.
Lo intentas todo: respirar hondo, distraerte, audios de meditación, tomar infusiones, salir a caminar…

Pero la ansiedad sigue ahí.
Y cada vez que crees que se va, vuelve.